Club de lectura. Lecturas bajo el árbol. Por los bosques de Luís Vergés

 


¿Por qué dedicar un ensayo a los árboles? La respuesta nos la da el propio Vergés: Moran en el planeta desde hace más de 370 millones de años. (…) Los grandes vegetales han sido nuestros mejores aliados en la carrera de la civilización humana.

Han estado presentes en el devenir de nuestra evolución como especie desde el mismo día en que nos bajamos de sus ramas para andar erguidos.

Nos proporcionaron sus frutos, el combustible para el fuego, nos permitieron desarrollar la rueda, hicieron posible la navegación. Sus maderas nos sirvieron para fabricar muebles,

viviendas, herramientas, aceites y resinas, fármacos, instrumentos musicales e incluso el papel para los libros.

Además, favorecen nuestra salud fabricando oxígeno, atraen la lluvia y nos proporcionan su sombra.

Sin embargo, cada minuto se pierden en el mundo cuarenta hectáreas de árboles, en una deforestación atroz sin precedentes.

El libro de Verges es un documentado paseo por la historia de los árboles. Científicos, filósofos, artistas de todo tipo aparecen por sus páginas desde Darwin y Thoreau a Whitman, Wangari Maathai o Italo Calvino. Ellos y muchos más desfilan por las páginas de este singular libro que requiere de una lectura pausada y que nos sugiere la lectura de muchos otros.

Al comienzo nos habla de El hombre que plantaba árboles de Jean Giono, una novela breve y muy recomendable, que dió lugar al corto de animación que incluimos en esta página.


También nos menciona a Jadav “Molai” Payeng, creador de un bosque en una tierra baldía de la India, tal y como refleja el documental Forest Man que incorporamos más adelante.

 

Los árboles milenarios son otros de los personajes incluidos en el libro que quizás requieran de nuestra atención. Por eso, os facilitamos un enlace donde verlos, porque son ancianos venerables, testigos de la larga historia del planeta que habitan y que, inmóviles desde su lugar, cuidan.

https://www.losapuntesdelviajero.com/los-arboles-mas-viejos-del-mundo/an.

 

 

Sí los árboles atesoran nuestra memoria, protegerlos y cuidarlos debería ser una obligación.

 

 

 


Información:


EL HOMBRE QUE PLANTABA ÁRBOLES

JEAN GIONO

Esta célebre novela de Jean Giono que aparece citado  es una joya literaria altamente recomendable para niños y grandes, un pequeño clásico de la literatura ecologista de un autor defensor del humanismo y del retorno a la naturaleza. Este retorno se plantea en respuesta a la alienación a la que conducía la progresiva industrialización que le tocó vivir al autor y que nos ha llevado a este mundo globalizado en el que hemos ido perdiendo nuestra dimensión humana.



El libro fue publicado en 1953 y sin embargo los temas que nos plantea resultan ser de máxima actualidad. El autor llega a una región desértica donde conoce al protagonista, Elzéard Bouffier, un hombre de mediana edad que apenas habla pero que le abre las puertas de su casa y le muestra la extraña tarea a la que ha encomendado su vida: plantar árboles en aquella zona desértica en la que vive.

Pasan los años y las guerras y la labor de un solo hombre va transformando el entorno, hasta lograr que vuelva a manar el agua de las fuentes. Esta es la historia de un hombre sencillo y solitario que consagra su vida a un sueño y, al hacerlo, transforma el mundo en que se mueve. Un relato que nos transmite en sus apenas treinta y cinco páginas una sensación de frescura y paz que nos hacen desear que la historia fuese real.

Y aunque es una fábula, sin embargo el artículo de la BBC que acompaña esta entrada nos revela una realidad diferente. En él conocemos la historia de dos agricultores que en una región semiárida de Bahía han conseguido crear un bosque a partir de su suelo agotado que estaba al borde de la desertificación. Los cambios que cada uno de nosotros podemos introducir en nuestras vidas crean sinergias que pueden revelarse como altamente efectivas a la hora de mejorar las cosas.

Aquí tenéis el enlace


En 1987 Frédéric Back presentaba su nuevo corto de animación basado en el libro que nos ocupa y veía así cumplido su sueño de llevar a la pantalla el relato del escritor Jean Giono. Para transportarla al séptimo arte, Back usa una animación 2D hecha mediante lápiz y carboncillo y coloreada con acuarela, empleando una técnica con fuerte influencia de los pintores impresionistas. Además, para mantener la máxima fidelidad al relato original, prescinde de los diálogos y deja simplemente que una voz y una música nos guíen a través de la historia. El cortometraje, de 30 minutos de duración, cosechó premios y buenas críticas en festivales de todo el mundo, y Back recibió su segundo Oscar al mejor corto de animación.



Aquí tenéis el enlace del corto:



Esperamos que disfrutéis con esta fábula cargada de lirismo y esperanza.
 
 
 La mujer árbol

Wangari Maathai: la Nobel de la Paz que dedicó su vida a proteger el planeta

 

En 1940 nacía Wangari Maathai en una pequeña colonia, por entonces británica, situada en las zonas altas de Kenia. En aquella época, las mujeres de la etnia kikuyo, a la que pertenecía Maathai, estaban abocadas al trabajo en el campo. Sin embargo, la vida de esta keniana fue muy diferente al del resto de las niñas en su misma situación: pudo estudiar, y esto marcaría su vida.

Con 8 años, Wangari comenzó a ir a la escuela en su pueblo natal. Fue allí donde destacó por sus buenos resultados académicos. Estos le permitirían acceder a algo que no todo el mundo lograba: una beca para estudiar en Estados Unidos. En 1964, se graduaba en biología.

Tras graduarse, decidió realizar un Máster en Ciencias Biológicas en Pittsburg, en donde, por primera vez, asistió a un evento ambiental en el que se buscaba limpiar el aire de la ciudad, y reducir  así la contaminación atmosférica y mejorar la calidad de sus ciudadanos. Este fue su primer contacto con la protección del medio ambiente. Poco a poco se fueron  avivando sus inquietudes medioambientales y su activismo por los derechos de las mujeres.

Una vez finalizado sus estudios, Wangari Maathai regresaba a Kenia en donde obtuvo un puesto como ayudante de investigación en microanatomía en la Universidad de Nairobi. Más tarde, continuaba sus investigaciones en un par de universidades alemanas hasta que, en 1970, regresaba a Nairobi en donde obtuvo su Doctorado en Anatomía Veterinaria.

Con este doctorado, conseguiría el primero de sus hitos: ser la primera mujer de África Central y Oriental en obtener una titulación universitaria. Pero este hito no fue el único en su vida ya que, en 1975, se convertiría en la primera mujer Jefa del Departamento y Profesora Asociada (1977) en la Universidad de Nairobi.

Wangari Maathai por la igualdad de género 

Su activismo comenzaría en la defensa de la libertad de cátedra en un país autoritario y corrupto como era Kenia. Para ello se respaldó en la Asociación de Mujeres Universitarias donde sumó a su lucha la necesidad de acabar con la discriminación salarial y promover la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en la docencia.

En 1976 se unía al Consejo Nacional de Mujeres Kenianas y posteriormente, en 1982, pasaría a ser la directora de esta asociación que tenía como fin empoderar a las mujeres del país.

Wangari combinó su lucha feminista con el activismo ecológico. La keniana tenía la creencia de que el ecologismo podría ser un modo viable para lograr un desarrollo sostenible que mejorase los problemas en Kenia.

Wangari Maathai fue la primera mujer africana en conseguir el Premio Nobel de la Paz

Fuente: Green Belt Movement.

Esta idea motivó a Wangari Maathai a fundar, en 1977, el Movimiento Cinturón Verde. Comenzaba así, el trabajo conjunto de miles de mujeres en la plantación de árboles con dos consecuencias directas:  mejorar su propia situación económica y luchar al mismo tiempo contra la deforestación, la erosión y la sequía en el continente.

La política fue otro de los ámbitos en los que Maathai también estuvo presente. Lo hizo como parlamentaria en Kenia y formó parte del Consejo de Honor del World Futuro Council. Su lucha por proteger los espacios naturales del país africano la llevó a ser encarcelada en múltiples ocasiones. Aun así, y fruto de su defensa de la biodiversidad, en 2002, Maathai fue nombrada viceministra de Medio Ambiente.

Un par de años después, en 2004, llegaría su mayor reconocimiento internacional; el Premio Nobel de la Paz por «su contribución al desarrollo sostenible, a la democracia y a la paz». Con el se convertía en la primera mujer africana en recibir esta prestigiosa distinción. Otro hito más en la trayectoria de Wangari.

El día que Maathai murió en 2011, y gracias a su incasable labor de lucha y concienciación durante toda su vida, aportaba al planeta un legado de más de 47 millones de árboles plantados y organizados en 3.000 viveros atendidos por 35.000 mujeres. Actualmente, el Movimiento Cinturón Verde sigue trabajando bajo la idea de que la lucha por proteger la naturaleza y el medio ambiente es la única vía para construir un planeta más igualitario y sostenible.

Fuente:ttps://www.fundacionaquae.org/wiki/wangari-maathai/

 

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